lunes, 17 de marzo de 2008

¡¡Liberen el Tíbet o no enviaremos a nuestra selección olímpica de futbol!!

El juego de anoche en el que quedó eliminada la selección olímpica no sólo fue desastrosa por el resultado, sino que la forma de fallar pasó de lo ridículo para llegar a lo cómico y absurdo.

¡¡Cuatro delanteros contra el portero y fallan sin siquiera tirar a la portería!!

Y por si no fuera suficientemente patético, lo repiten.

Y lo vuelven a repetir.

 

Pero no es justo decir que la eliminatoria se perdió anoche con las incontables e inexplicables fallas causadas por el nerviosismo de saber que en una tarde se debía corregir la falta de meses de trabajo.

La culpa no es de Santiago Fernández o Villaluz que no pudieron anotar con todo a favor y que esas fallas los marcarán en sus carreras.

 

Además de las fallas de los jugadores hay dos elementos que se deben considerar.

El primer elemento es el entrenador. Y no sólo por ser el pretexto favorito para culpar cuando hay fracasos, sino porque el nerviosismo y falta de conjunto mostrado es completa responsabilidad del entrenador.

Hugo Sánchez contando con un conjunto de jovenes titulares en la liga mexicana fue incapaz de armar un equipo que venciera a Guatemala o Canadá.

Y hoy se escuchan voces diciendo que estos jugadores están sobrevaluados, pero aunque así fuera, no se puede decir que el lugar obtenido es el reflejo del nivel de estos jugadores.

Estos jugadores son titulares en la liga mexicana.

Y nadie puede decir que esta liga es inferior a la de Canadá o Guatemala. No es así, estos jugadores eran mejores jugadores, pero no pudieron jugar como equipo. Y eso es responsabilidad del entrenador.

Y el colmo es el cinismo de Hugo Sánchez de no admitir su falta de capacidad. Dice que se cumplió en la Copa de Oro, en la Copa América y que en este último juego, a pesar de la descalificación, se ganó "tal cómo él lo pidió".

México ha ganado la Copa de Oro, ganarla ni siquiera se puede considerar un avance y Hugo no logró ganarla.

México ha jugado dos veces la final de la Copa América, mejorar significa ganarla, sólo eso. Hugo ni siquiera logró llegar a la final.

Y en las olimpiadas, bueno, lo de anoche, quedar eliminado en la primera ronda,

  • No superar un grupo en el que califican dos de cuatro, participando contra Guatemala, Canadá y Haití.
  • Ni siquiera jugar semifinales de una eliminatoria de Concacaf a la que México llega directo,
  • No jugar la final de la eliminatoria de Concacaf
  • Y mucho menos jugar la primera ronda en Beijing,
  • Ni la segunda ronda en Beijing,
  • Ni la disputa de medallas en Beijing.

Eso es lejísimos de lo que podría considerarse un desempeño aceptable.

El segundo elemento es la competitividad de la liga mexicana. En los últimos años en la selección se ha tratado ser triunfador con:

  • la experiencia de Lapuente,
  • la motivación de Aguirre,
  • las estrategias de Lavolpe,
  • la soberbia de Hugo,

Y en todos los casos no se ha llegado tan lejos como se creía que se podía llegar.

Y siempre perdemos contra un equipo que luchó hasta el final, que jugó los noventa minutos buscando ganar.

  • Recordemos el final de juego ante Alemania en Francia 98.
  • La superioridad técnica y de carácter de Estados Unidos en Corea-Japón 2002.
  • Los tiempos extra contra Argentina en Alemania 2006.
  • Y ahora Guatemala en esta eliminatoria en Los Angeles

Esa competitividad es algo que en una liga en la que califican 10 de dieciocho equipos y desciende quien acaba de subir nunca ocurre.

EN LA LIGA MEXICANA NO SE PREMIA LA COMPETITIVIDAD.

Se podrá decir que la liguilla es competitiva, pero tampoco es cierto. No todos la juegan y es sólo un par de juegos al año, no el nivel con el que se juega cada semana en Europa o Sudamérica.

Esta competitividad es lo que caracterizó al equipo de Jesús Ramírez en Perú.

La forma de sacar el juego que parecía perdido ante Costa Rica, ese juego significó la diferencia entre un equipo grande y otro como los de siempre, como el que nos dejó Hugo.

Y ante Holanda y Brasil no dejaron lugar a dudas de a qué fueron a Perú, a ser Campeones del Mundo, no a "generar un mayor porcentaje de llegadas que el rival", el pretexto favorito del entrenador de este equipo incapaz de superar las eliminatorias.

Pero lo triste es que ambos equipos no sólo son muy parecidos en jugadores, sino que en algunas posiciones, como la portería, fueron completamente reforzados, y se tuvo tiempo de sobra para armar el equipo.

 

¿Qué sigue?

  1. Hugo debería renunciar, antes de que lo corran.
  2. Y la liga se debe replanear, con torneos que premien la competitividad constante, no una tarde de suerte.

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